lunes, 20 de diciembre de 2021

Lugo: El gran despilfarro

Ni los sueños más locos de los 80 habrían previsto algo así

Hay una película de los 80 titulada en España “El gran despilfarro” en que un hombre corriente cuya vida no tiene mucho éxito recibe una herencia multimillonaria vinculada a una condición: ha de gastar 30 millones de dólares en un mes sin que al final de dicho tiempo pueda tener nada en su posesión. Si lo logra recibirá otros 300 millones de dólares. La intención del testador era que su fortuna no fuera malgastada y, según recuerdo, decía algo así como que conseguiría que al protagonista le diera asco malgastar dinero.

Nuestros próceres parece que siguen ese guion pero con una diferencia notable: cuando despilfarran nuestros fondos públicos no acaban sus mandatos dejándonos sin nada, que sería incluso algo deseable visto lo visto, sino que nos cargan con hipotecas y herencias terribles que tendremos que sostener por los siglos de los siglos. Ahí tienen, sin ir más lejos, el MIHL, el nuevo auditorio (que lleva entregado y únicamente lleno de aire desde hace ya tiempo), el edificio de madera sin uso previsto, la vieja cárcel (infrautilizada y cuya cafetería abandonada es un canto a la inutilidad administrativa)… y por el mismo camino van los flamantes carriles bici sin bicis, la pasarela que nace en una isleta de una carretera nacional, o las bañeras colectivas con agua del grifo caldeada al aire libre. Disparates que se perpetran mientras nuestro patrimonio histórico se cae a pedazos, literalmente en el caso del cuartel de San Fernando, o vemos cómo inmuebles que tendrían un estupendo uso llevan décadas enmoheciéndose como le ocurre al pabellón de la OJE, en pleno corazón del casco histórico.

No sólo no parecemos conscientes de esto, sino que vamos a más. La cosa funciona electoralmente y cortar cintas, aunque sea de cosas que jamás han respondido a las expectativas creadas (¿recuerdan los miles de puestos de trabajo del CETAL que, oh sorpresa, quedaron en un puñado de colegas?) sigue captando el voto de una población que, contra toda lógica, mantiene la fe y la esperanza en quienes llevan décadas tomándonos el pelo. Probablemente también influye que la alternativa no despierta la menor ilusión en el votante, que aplica la máxima de “virgencita, virgencita, que me quede como estoy”, lo que es terrible.

Ahora toca otra vez la Intermodal. El nuevo juguete político en que nuestras instituciones se han puesto de acuerdo para dar un pelotazo urbanístico de primer orden mientras nos distraen del hecho de que los trenes de Lugo no sólo no han mejorado sino que vamos a peor ya que ahora ni siquiera hay tren a Santiago (antes tardaba tres horas y pico, así que tampoco es que lo notemos mucho). Y así todo.

La Intermodal es la sátira máxima de una ciudad que no va a ver pasar un AVE jamás pero que sigue comprando discursos absurdos en que nos vienen a decir que si te construyes un garaje de mármol automáticamente se aparcará allí un Rolls o un Ferrari. Y la gente se lo cree.

Si sólo fuera tirar dinero público, como ya estamos acostumbrados podríamos tragar, total una más… pero es que no olvidemos que esa barbaridad de obra supone la destrucción de uno de los pocos servicios públicos cómodos que quedan en la ciudad: la estación de autobuses.

Esta estación da servicio a jubilados, funcionarios y estudiantes. No sólo a los que van a Santiago en el Freire a falta de otra opción, sino de los que vienen a diario al instituto o de las personas mayores que acuden a la Plaza de Abastos o a hacer gestiones en un transporte razonablemente cómodo y que les deja en un sitio fantástico, desde el que llaneando se llega a casi toda la ciudad.

Pero da igual. Los razonamientos se sacrifican en el altar de esa supuesta “modernidad” en una Intermodal sin trenes, en una estación absurda que será el próximo Gran Despilfarro de Lugo.


2 comentarios:

  1. Estimado Luís,

    Totalmente de acordo con vostede; so matizaría unha cousiña:

    Ogallá fose "despilfarrar" o que fan os políticos que nos gobernan, porque o que fan realmente é outra cousa peor, é "malgastar" (ou aínda, se cadra, é incluso "malversar")

    Despilfarrar faino o que ten moito e gasta moito (despilfarra os cartos pero algunhas das cousas poden merecer a pena), malgastar pode facelo o que ten pouco pero o gasta mal, no que non se debe.

    En Lugo temos pouco e o gastamos mal; porque temos cousas máis urxentes nas que investir trinta millóns de euros, que non nunha estación de trens... sen trens. Pero para iso non haberá cartos

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  2. Bo artígo. Só comentar que o Freire xa non está en uso, agora é Monbus :D

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