El principio de igualdad ante la ley, ese que tanto se cacarea en determinadas ocasiones, queda en entredicho cuando vemos titulares como los que estos días nos asaltan respecto a las oposiciones en Castroverde. Reconozco que un 10 obtenido por una concejala del equipo de gobierno en una oposición del Ayuntamiento huele raro, pero lo que me preocupa no es el 10 en sí mismo, sino la presunción de culpabilidad que se ejerce contra esta persona.
Hay familias enteras que son funcionarios, entre otras cosas porque también hay familia enteras que son abogados, o mecánicos, panaderos, charcuteros, conductores u hosteleros. La familia tira mucho y tiene cierta lógica que en una casa en donde se vive bien al servicio de la Administración se eduque a los hijos en las bondades de conseguir una plaza vitalicia como trabajador público.
También, y esto suena fatal, es más fácil estudiar una oposición en una casa en que hay libros y se maneja con algo de soltura la legislación, que en otra donde sólo se leen los folletos del Carrefour. No es clasismo, es sentido común. Sé que se me puede acusar, como se hizo en su día con Manuel Fraga, de pijo irredento, pero no se trata de eso. Reconocerán que es más sencillo sacar derecho si tu padre es notario que si tiene un taller de carpintería. No estoy poniendo en duda la dignidad del taller, y es posible, sin duda alguna, que sea una persona más decente, más querida y más noble el carpintero que el notario, no se trata de eso. Se trata de que si en tu casa tienes a quién consultar tus dudas y se respira un ambiente de estudio las probabilidades aumentan exponencialmente.
A lo que iba. Que una concejala en ejercicio y parte del gobierno saque un 10 en una oposición del mismo ayuntamiento es, como poco, sospechoso. Pero de ahí a condenarla sin más que ese hecho, hay un mundo. Habrá que ver si esta persona tuvo un expediente académico brillante, si es una auténtica lince del derecho, si tiene una memoria fotográfica… habrá que darle una presunción de inocencia, digo yo. No digo que no se investigue, digo que no se condene.
Otro tema diferente, en que sí estaría de acuerdo, es lo de la mujer de César, que tan mareada tengo a la pobre en este blog. Tal vez sería lógico aprobar una norma por la que un político en ejercicio tenga vedado presentarse a oposiciones en la administración para la que presta sus servicios, porque sí es posible que haya un colegueo de chirriante defensa. Ya que hay una Ley de Incompatibilidades sería cuestión de añadir un par de artículos a la misma. Después de todo, el ejercicio de la política es voluntario y si uno quiere opositar al Ayuntamiento de Castroverde tal vez debería renunciar a ser concejal del Ayuntamiento de Castroverde. Pero mientras sea legal, esta persona está en todo su derecho. Los votantes de Castroverde decidirán su momento si están de acuerdo o no con este proceder.
Habrá que investigar si hubo trato de favor, si en el examen hubo algún tipo de compadreo o si se vulneró la igualdad de oportunidades. Después de todo, un concejal no es un ciudadano cualquiera. Pero insisto, sospechas e investigaciones las que quieran. Condenas no.
Y por cierto, el Ayuntamiento de Castroverde está gobernado por el PSOE, pero yo defiendo lo que considero que hay que defender con independencia de quién lo diga o lo haga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Derecho a réplica:
Se admiten comentarios, sugerencias y críticas. Sólo se pide cierta dosis de ''sentidiño'' y cortesía.