Alguien debería calcular cuánto se gastan las administraciones (principalmente el Ayuntamiento de Lugo) en carpas, templetes y demás zarandajas para poner ferias, festejos, mercados, exposiciones y actividades varias. Supongo que será una pasta. Tienen dos sitios favoritos para entorpecer el paso: la plaza de la Soledad y la de Ángel Fernández Gómez (la de detrás del Ayuntamiento).
Cada vez que se les ocurre una actividad, venga a poner estructuras metálicas, lonas, conexiones eléctricas con sus molestos generadores de gasolina, suelos, moquetas, stands y seguridad privada. Suelen utilizar los árboles como puntos de apoyo de los cables (alguien debería hablarles de las normas sobre seguridad y salud en el trabajo y esas cosas) e inutilizar los bancos, que quedan enfrentados al chiringuito de turno.
La pregunta del millón es: ¿no creen que en una ciudad como Lugo en la que los inviernos suelen ser más largos que los veranos (vale, este año no hace regla) podría ser una opción hacer una estructura estable para estas cosas?
Si París, la ciudad de la luz, tiene estructuras permanentes de este tipo en los Campos Elíseos, ¿por qué no Lugo? Es más les hago varias propuestas en este sentido: podría ser una estructura que tuviera una cubierta acristalada o de algún material que permita el paso de la luz, y que normalmente estuviera diáfana, sin paredes laterales. Si se hace una feria, o lo que sea, simplemente se cerraría por los lados y ya tienes el stand montado.
Permitiría un considerable ahorro y, si se ubica bien, acabar para siempre con esos espantos de lona que nos colocan cada poco y que cada vez son más complejos. En el último había lámparas que parecían de un castillo de película de Disney.
En el centro de Lugo no tenemos salones de este tipo que permitan organizar actos o ferias a cubierto, quizás sea buena idea hacernos con uno. Y por el coste no se preocupen, con lo que nos vamos a ahorrar de monta/desmonta y lo que se pueda cobrar de alquiler a los interesados, que no creo que sean pocos, pagamos sobradamente la estructura.
Y cuando no haya nada con qué rellenarlo, los críos pueden jugar a cubierto en los días de lluvia, que habitualmente no son pocos en esta ciudad.
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