Les prometo que no voy a dar la lata los dos meses que faltan hasta las elecciones con temas de campaña: yo también me aburro. Pero cuando las cosas te las ponen tan a huevo no tiene uno más remedio que hacer un comentario sobre la más rabiosa actualidad, y mañana ya hablaremos de contenedores rotos en plan local si quieren.
Hacer un blog diario tiene sus problemas, porque a veces te dispersas un poco, pero también sus recompensas. No han pasado ni las 24 horas completas desde el artículo de ayer para que los hechos me den algo de razón. Cataluña ha solicitado un rescate de 5.000 millones de euros al Estado, esa España de la que dicen no querer ser parte, exigiendo además que no tenga condiciones políticas. A eso le llamo yo echarle huevos, y perdonen la expresión.
Aquí se plantean dos opciones: o Rajoy les da la pasta sin nada a cambio y hace lo mismo en Europa (oye, Ángela, que gracias por los cien mil millones de euros pero que vamos a volver a bajar el IVA y a hacer las cosas como nos salga de los cuernos) o le plantea al gobierno catalán que para pedir ya están los frailes. Aquí todo es negociar, ya ven, y si quieres la pasta vamos a empezar a mirar en qué te la has gastado hasta ahora y a retocar algunas cosillas del Estatut que no me acaban de convencer.
Tengo a los catalanes por un pueblo tremendamente serio y currante, en su mayoría, claro, que en todas partes cuecen habas. En algunas reuniones de asociaciones en que he estado con empresarios de toda España los que más ponían los pies en la tierra y decían cosas con más sentido común eran los de allí. Al resto se les iba un poco la cabeza a cosas demasiado grandiosas pero poco afrontables económicamente. En general, insisto, creo que Cataluña es un ejemplo a seguir y el sentimiento favorable al separatismo de esta zona puede deberse a que a la hormiga, quieras que no, le jode tener que repartir sus ahorros con la cigarra. Y ahí la cigarra somos los demás, por si no lo han pillado. Di tú que la cigarra de la fábula no le pagó a la hormiga autopistas e infraestructuras a punta pala.
Pero nadie es perfecto. Ni siquiera los prudentes catalanes han sabido gastar “ con xeito” y se ven obligados a pedir dinero a la malvada España. Lo enfocan como que ya es suyo, que lo han puesto ellos, pero eso es como si yo me quedo corto a fin de mes y le pido a la comunidad de vecinos que me devuelva mis cuotas, que son mías. Va a ser que no, al menos en ese plan.
En clave interna gallega, esto le va a venir a Feijoo como anillo al dedo. Ayer les decía que pondrían de ejemplo el cierre de hospitales. Ya no creo que haga falta, ahora será el tema del rescate. Galicia paga sus deudas, Cataluña, la eterna envidiada, la rica, la poderosa, la gran locomotora de la economía española, se ve en la vergonzosa obligación de pedir a papá Estado que le aumente la paga. Aunque lo haga sacando pecho no creo que les haga puñetera gracia.
Mas va al rescate, en los dos sentidos del término: al rescate económico de Cataluña y al rescate de Feijoo como daño colateral que dudo que haya tenido en consideración. Es lo que tiene mirarse el obligo, que te despistas y no ves lo que pasa a tu alrededor.
Galicia está de moda porque tocan elecciones, porque no hemos pedido pasta y porque nos mandan aquí los huesos de los críos de Córdoba a ver si son suyos o no lo son y donde mejor saben hacer esas cosas por lo que se ve es en la Universidad de Santiago de Compostela. Tecnología punta y encima pagada a tocateja. No está mal.
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