Jueves 27 de agosto, seis y pico de la tarde... |
No parece muy lógico planificar conciertos de mil personas
para principios de octubre cuando se están teniendo que aplazar citas para
finales de septiembre, y menos repartirlos por media ciudad. Salvo que el
Ayuntamiento de Lugo tenga una bola de cristal cuyo uso restringen al resto de
la humanidad, en que haya visto que el día 1 del mes que viene la pandemia va a
desaparecer por arte de magia, parece imprudente la programación anunciada.
En el fondo les da bastante igual. Si hay que pagar sin que
se celebren los conciertos, indemnizar o cualquier otra cosa les tira de un pie
porque no pagan ellos, sino Juan Pueblo, que somos ustedes y yo. Y como además
el señor Pueblo pasa bastante de exigir explicaciones así nos va, gastando el
dinero público en cosas poco efectivas o en caprichos ideológicos del partido
de turno.
Si una empresa privada hubiera sido la que se jugaba los
cuartos montando algunas cosas como el desastroso “circuito de seguridad vial” que
había en la Plaza de España el pasado jueves, día 27 de agosto, estaría en quiebra.
Era desolador ver a los monitores cruzados de brazos, literalmente, mientras
los papás y mamás pasaban de largo porque, tal y como está el panorama, no les
daba mucha confianza el montaje como para meter a sus hijos. Algo no se hace
bien cuando una actividad gratuita y que tenía que tener colas estaba más
desierta que el MIHL, que ya es decir.
Ya ni siquiera tenemos que llegar a pedir que la administración
tenga que hacer un balance de resultados (que sí debería presentar, aunque en
los beneficios no deberíamos hablar de dinero sino de otras cuestiones menos
tangibles) sino que haga cosas que tengan sentido. La foto que ilustra este
artículo es de un jueves de agosto a las seis y pico de la tarde, cuando en la
calle hay gente y niños pero que, por el motivo que sea (y que muchos podemos
adivinar) no se fían de la organización pública como para permitirles subirse a
las atracciones (que parece que de atractivo sólo tienen el nombre).
Las genialidades públicas, como dispersar las fiestas
patronales por toda la ciudad, se pagan con sonoros fracasos. En La Milagrosa
Orozco tuvo la brillante idea de llevarse el ferial al parque de Frigsa y casi acaba
con las fiestas. Incluso García Díez, al que saben que admiro profundamente, un
año llevó el ferial a la avenida de las Américas y fue un desastre.
Las fiestas patronales han de estar donde siempre: en el
centro. Porque el centro es un barrio, sí, pero es el barrio de todos. Igual
que los toros de Pamplona no corren por la zona industrial, porque no tendría
sentido, tampoco parece que tenga mucha lógica repartir las atracciones para hacer
una fiesta descafeinada que abarque mucho y apriete poco.
Pero bueno, lo harán. Hacen lo que les viene en gana porque la política es así, y con 3.000 votos puedes hacer lo que te salga de las narices en una ciudad si tienes la llave del gobierno. Es lo que hay.
Pois non sei moi ben qué dicirlle...
ResponderEliminarPor unha parte, o San Froilán este ano quedará inevitablemente deslucido por falla de barracas, actos, casetas, etc. e se ademais o que haxa o espallamos, a sensación de festa será aínda menor.
Pero por outra banda, non houbo ningún caso de COVID asociado a un festival de Música (obvio, xa que non houbo festivais), e tampouco houbo casos asociados a concertos de música e resulta que o sector é dos que máis estritamente cumpriu cas medidas de seguridade.
Por unha parte teño gañas de San Froilán (e este ano o que haxa non será o "San Froilán" que coñecemos, e pola situación sanitaria non pode selo), e por outra espallalo e levar a festa ós barrios pode funcionar relativamente ben coma en Guitiriz (como substituto do Festival de Pardiñas fixéronse actos en sitios diferentes e mantívose algo do ambiente e a relación entre a xente)
Lo mínimo es lo mínimo, y tiene que ser si o si. Sean con medidas o precaución social, dependiendo el estado de la situación dentro de tres o cuatro semanas. Incluso sería óptimo probar , como se ha echo en Santiago durante las fiestas del apóstol, en plena pandemia. Las pequeñas actuaciones tienen en el futuro, la prioridad de que todo mejore sin riesgos
ResponderEliminar