No soy yo sospechoso de dar jabón a este Ayuntamiento, pero
creo que hay que fundar las críticas en algo, sobre todo si quien firma la nota
de prensa o lo que sea es un grupo político de un partido que gobierna en
muchos lugares. El PP ha salido a criticar que se adjudiquen “a dedo” la mayor
parte de los conciertos del “no San Froilán”, como si hubiera otra forma de
hacerlo. Bueno, la hay, pero tiene una lógica relativa.
Verán, esto funciona así: quien decide a quién se contrata
es el concejal de cultura, porque para eso es el concejal. Es lo que tiene
gobernar, que decides tú. Si a la oposición no le gusta el cartel de las
fiestas la receta que le da la normativa vigente es una mezcla de ajo y agua,
porque de lo contrario sería inviable hacer una programación festiva por
absoluto consenso.
Bien es cierto que hay gobiernos y gobiernos. Desde los que,
teniendo mayoría absoluta, aceptan las sugerencias de los demás grupos para
intentar que sean unas fiestas a gusto de la mayor parte de vecinos que se
pueda, hasta los que con unos pocos concejales imponen su criterio por razones
de aritmética política y pactos, que es lo que pasa en Lugo en este momento. ¿Legal?
Por supuesto. ¿Ético? Discutible.
Pero eso es una cosa, el cómo se selecciona a los grupos, y
otra cómo funciona el procedimiento de contratación de los mismos. Ahí no hay
la menor duda. Si son contratos de pequeña entidad se acude a la figura del
contrato menor, fácil de confundir con el “a dedo” si no se tiene ni idea de lo
que se dice, como parece ser que le ha pasado, sorprendentemente, al grupo
mayoritario de nuestro Pleno. Deberían consultar cómo hacen sus colegas de
otros municipios en los que gobiernan, donde verán que funciona exactamente
igual. Bien es cierto que en Lugo la Ley de Transparencia se la pasan por el forro, y que no se pueden consultar en la web municipal los datos que están obligados a publicar, pero eso es harina de otro costal.
Aún voy más allá. La Ley de Contratos permite incluso
recurrir al procedimiento negociado, que es una excepción en nuestro
ordenamiento porque se hace sin publicidad (no se convoca ni puede concurrir
nadie más que una empresa) si hay exclusividad en la representación. Esto tiene
lógica. Imaginen que el Ayuntamiento de Lugo quiere traer a las fiestas a Elton
John (no caerá esa breva). Pues aunque costase 200.000 euros no tendría sentido
que publicase unas bases de contratación ordinarias porque este tipo de artistas sólo
pueden ser contratados a través de una única empresa, que ostenta su representación
exclusiva, así que hay que negociar con esa sí o sí.
Así que ya ven, si son conciertos de poco coste recurrir al
contrato menor es lo lógico y si son de mucho… vamos al negociado que es más restrictivo, más "a dedo" todavía.
En todo caso estas “no fiestas” van a ser lo que van a ser.
Permitan que les recuerde que aunque todos tenemos ganas de volver a la
normalidad, no estamos en esa situación. Sean prudentes, no se dejen llevar por
las ganas de juerga y si acuden a conciertos (que harán muy bien) fíjense si
pueden tomar las precauciones debidas (ustedes, no la organización) y si no es posible… márchense. No se escuden en "es que estaban todos apiñados y pensé que no pasaba nada". Pasa.
Sé que es contradictorio animar a disfrutar en la medida de
lo posible y pedir prudencia al mismo tiempo, pero es esta “nueva normalidad”
la que nos incita a esto, a decir al tiempo “arre y so”. Sin embargo estoy
seguro de que me entienden: “sentidiño” es la palabra clave.
Felices fiestas.
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