La restauración de la Iglesia de San Pedro es, al menos en
su parte exterior, magnífica. Falta poder acceder al recinto para ver qué han
hecho dentro, aunque supongo que estará a la altura del resto del edificio y
que no habrán cometido los mismos errores que hace unos años, cuando la reforma
hizo más daño que bien y se usaron criterios ochenteros para intentar cubrir
las muchas deficiencias que tenía.
Chirría un poco el tema de la torre, que ya estábamos
acostumbrados a ver en piedra y que ahora se ha remozado y en la que se ven
señales que parecen de humedades y que entiendo que esperarán a que luzca el
sol en firme para encalar o rematar, porque si queda como está ahora el
resultado es raro. Tampoco quedan demasiado bien las bajantes de aguas, que no
sé si en negro resaltarían algo menos.
Pero si algo resulta chocante es que, una vez más, se
incumpla el PEPRI y el monumento siga luciendo cables en su fachada lateral. Y
no sólo unos que trepan por sus muros, que es algo que a lo mejor se podría disimular,
sino otro que groseramente cruza de lado a lado de la calle con esa desidia que
caracteriza a nuestra administración y que permite que las compañías eléctricas
incumplan flagrantemente un documento con el que se atiza a todo pequeño
propietario que pretende, ¡oh inconsciente de él!, dar una mano de pintura a su
fachada o barnizar la puerta del portal.
Cuando uno pinta en casa es cuando hay que quitar esa alcayata de un cuadro que se retiró diez años antes o deshacerse de ese mueble desvencijado que nunca sabes dónde meter. Todo se nota más cuando se hace un esfuerzo en tener las cosas en orden, y un millón de euros de reforma de la Iglesia de San Pedro bien valen soterrar un cable que, además, está fuera de ordenación desde hace 25 años… suponiendo que sea el mismo, que es mucho suponer…
Estimado Luís,
ResponderEliminarRespecto do tema do cableado e o incumprimento do PEPRI, estou totalmente de acordo con vostede, tanto no que afecta á igrexa como ás casas racionalistas que ten enfronte.
So comentarlle que respecto do aspecto da torre e as baixantes; aínda que non teño nada que ver con ese proxecto, quero supoñer que o motivo do aspecto actual é que as cousas se estean facendo ben.
O morteiro empregado na torre supoño que será morteiro de cal, que era o tradicional e que tarda bastante tempo en secar (en ocasións moito), e que se pintará (pintura ó silicato, supoño) cando teña secado.
As baixantes serán de cinc (que xunto co cobre, notablemente máis caro, eran os materiais tradicionais en baixantes) e co tempo o metal vaise escurecendo (fórmase unha pequena capa de óxido que protexe o cinc da corrosión).