No me gustan las cámaras, como tampoco me gustan las vallas, las cerraduras, las alarmas o cualquier dispositivo que nos recuerda que nuestra Sociedad no está formada en su totalidad por personas responsables y cumplidoras de la ley sino que cuenta con un número (parece que cada vez mayor) de individuos que, lamentablemente, convierten su voluntad y sus instintos en la única guía de sus acciones.
A nadie con dos dedos de frente le puede hacer gracia que le graben mientras sale a por el pan, pasea por la calle o simplemente se sienta en un banco a leer el periódico... pero tampoco debería preocuparle siempre y cuando las imágenes estén destinadas a mejorar su seguridad. Es un argumento peligroso, lo sé, el eterno debate entre la intimidad y la seguridad, pero si hablamos de cámaras cuyas grabaciones se van pisando automáticamente con las nuevas pasado un tiempo razonable (digamos un mes, por ejemplo) no hay tal intromisión en la intimidad pero sí un refuerzo de la seguridad.
Dicho todo esto, parece razonable que el Gobierno de Lara Méndez haya decidido poner doce cámaras de seguridad en el San Froilán, para controlar las calles y aumentar la protección, aunque todavía no nos han explicado cómo van a funcionar dichas cámaras porque lo que se ha publicado parece indicar que no serán meros sistemas de grabación "por si pasa algo" sino un control en tiempo real incluyendo tres cámaras de infrarrojos y cosas así. Ah, me olvidaba, y todo ello gestionado por una empresa, no por la Policía, que sería lo suyo.
El contrato para tener las cámaras funcionando unos pocos días nos va a costar 14.900 euros, y hasta sabemos dónde tendrá que ponerlas la empresa adjudicataria: en la Plaza de España, la Plaza del Campo, Santa María, dos en Vila de Foz, otras dos en la zona de las casetas del pulpo y otras tantas en la explanada del pabellón viejo, y las de infrarrojos en el encuentro de los Tilos con la Plaza Inútil, otra en García Portela y otra en Plaza de Avilés (frente a los juzgados).
No sabemos muy bien qué días van a funcionar, ya que la prensa habla de "los días de mayor afluencia" y también indican que las imágenes se van a "conservar", pero no sabemos si lo hará la Policía, el Ayuntamiento o la empresa adjudicataria.
Todo esto demuestra que los principios, en política, son como la plastilina: se moldean a voluntad del que manda y si bien se puede tachar de "ilegal" poner cámaras como hemos pedido muchos, a pesar de que nuestro razonamiento se basaba en que sólo se vean las grabaciones si pasa algo y que el sistema sea responsabilidad de los cuerpos públicos de seguridad (vamos, la policía), a esto se puede dar la vuelta como a un calcetín y poner cámaras en manos de una empresa privada porque ese día nos levantamos de la cama con el otro pie.
En Lugo tenemos una especial alergia a las cámaras porque pasaron cosas (la más simbólica fue aquella vez que pillaron a uno espiando a parejas en un hostal usando las cámaras de gestión de tráfico) pero que a veces algo se use mal no quiere decir que sea una herramienta inútil. Un martillo puede abrirle a alguien la cabeza pero su uso principal no es es y sería de idiotas prohibir los martillos.
Felicidades al gobierno local por reconocer que sus afirmaciones de que las cámaras serían ilegales era falsa, aunque lo hayan hecho privatizando (recuerden, un gobierno que se dice "de izquierdas") nuestra seguridad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Derecho a réplica:
Se admiten comentarios, sugerencias y críticas. Sólo se pide cierta dosis de ''sentidiño'' y cortesía.