¿Pueden regresar las desaparecidas torres del Garañón? Pues a día de hoy... sí. Foto: El País |
El Banco Santander ha comprado en subasta la parcela del Garañón. Lo pudo hacer el Ayuntamiento, pero están a por uvas por no variar. Como las entidades financieras no son precisamente hermanitas de la caridad, hemos de suponer con cierta seguridad que si lo hacen es porque le van a sacar tajada, ya que no se caracterizan por invertir a lo loco y es todavía menos probable que hayan aflojado la pasta para crear la zona verde que nos prometió la exalcaldesa Lara Méndez.
La cosa es bastante sencilla. El Santander es el principal acreedor de la constructora que llevó a cabo todo el tema de las torres del Garañón, y por ese motivo no tendrá que poner ni un céntimo para hacerse con la parcela, ya que todavía le deben más dinero que los 7,2 millones de euros que pagó por ese suelo.
Pero lo que nos interesa a los lucenses es… ¿Qué pretenden hacer con ella? Porque no hace falta ser la Bruja Lola para darse cuenta de que no están pensando en plantar hierba y dejarlo como zona verde para mayor gloria de la banca, ahí hay negocio, y además es perfectamente legítimo. Hay que recordar que esa parcela es edificable, así que nada les impide volver a empezar y levantar otra vez unas torres.
El Ayuntamiento ahora tiene varios caminos. El primero es modificar el Plan General para evitar que ahí se construya nada, lo cual es un procedimiento lento y farragoso y todo dependerá de que la agilidad privada del banco presentando una solicitud de licencia para hacer otras torres no sea mayor que la pública para evitarlo. El resultado parece cantado. Además, habría que ver si eso no conllevaría también indemnizaciones siempre y cuando el banco sea ágil con la parte administrativa.
Otra opción es comprar al banco la parcela, lo que supondrá un desembolso de, como mínimo, el precio pagado por la entidad al juzgado. Volvemos a recordar que los bancos no son organizaciones caritativas por lo que obviamente la factura será superior a la que han abonado por ella, lo que nos hace preguntarnos por qué el ayuntamiento no pujó por la puñetera parcela en el juzgado y se la quedaba para ampliar el Parque Rosalía, una oportunidad perdida para acabar con este problema de una vez por todas… a la espera de que los juzgados dictaminen si hay que indemnizar al constructor, cosa no improbable.
En plena campaña para las autonómicas con Besteiro de cabeza de cartel, el tema no puede ser menos oportuno. Vuelve a poner sobre la mesa que él era el concejal de urbanismo cuando concedió la licencia, después anulada por los juzgados, y que firmó junto a otros concejales de su partido un convenio con la constructora que se firmó un 31 de diciembre, sábado, con el ayuntamiento cerrado y en que se blindaba al promotor frente a la reducción de edificabilidad que entraba en vigor al día siguiente, 1 de enero.
Siguiendo el argumentario que siempre mantuvo Orozco si mañana presentan un nuevo proyecto no les queda otra que comérselo, porque él aseguraba que eran “actos reglados” y que es el Plan General el que obligaba a hacer ahí unas torres. Obviamente eso no es cierto, ya que la parcela de al lado, la de la caseta de telefónica, tiene la misma calificación en el PXOM y se le negó la licencia, pero habrá que ver qué pasa aquí.
En todo caso lo que parece evidente es que a los lucenses nos va a tocar ser, una vez más, los paganos del asunto. Un problema más de los heredados para Paula Alvarellos, que imagino que está buscando cómo apagar incendios por todas partes y ahora se reavivan las llamas de éste.
Estimado Luís,
ResponderEliminarA operación por parte do Banco Santander é totalmente lóxica: Quédase ca propiedade do Garañón simplemente descontando parte da débeda do concurso da empresa de Ricardo Iglesias. Non ten que poñer diñeiro, pasa a ser o único propietario, e segue de acreedor principal no concurso.
Unha vez ca propiedade pode buscarlle rendemento e sabe que hai un interesado en mercala, porque así o ten declarado (o Concello de Lugo), e se a vende apuntará esa cantidade na parte de beneficios (e a débeda do concurso seguerá como "Pendente de cobro" mentres non se resolva; que a contabilidade creativa ten estas cousas).
Pero por outra banda, que o Concello tivese puxado nesa subasta non teño tan claro que fose unha boa opción:
A finca saía cun valor de taxación do dobre do que resta o Santander da súa débeda, uns 14 millóns e medio; polo que hai unha valoración que está fixando un prezo por ela. En caso de trámite de expropiación temos ahí un valor con forza para ser defendido como máximo. E iso sábeo o Banco e o Concello.
Se o Concello puxase, o Santander pode subir a poxa canto queira, porque non ten que poñer cartos e o prezo de adxudicación so lle resta débeda do concurso (que é por unha cantidade enorme de máis de cen millóns). Pero un Concello que está plantexando nos orzamentos ter que endebedarse este ano (sen contar con ese gasto) debería mirar polos cartos con coidado.
Ó non puxar agora o que se abre é un periodo de negociación entre o Concello, o Banco e algún outro que poida estar disposto a asumir o risco de mercar por máis do que ofreza o Concello (supoño que destes haberá poucos, xa que sempre está ahí a ameaza do cambio do plan, e pasarse anos cunha inversión paralizada e nos xulgados, con fin incerto).
Nesa negociación o Banco sabe que hai un interesado en mercar e que levando as cousas ó xulgado nun proceso de xustiprezo pode chegar a sacar un máximo duns catorce millóns e medio (da valoración da subasta) tendo sorte, se non se valoran as posibles perdas de valor por recalificación no plan e falla de viabilidade de promover ahí, e iso despois de anos. Pola súa parte o Concello sabe (non houbo outras ofertas) que tampouco haberá moitos máis interesados nesa parcela e pode presionar o prezo á baixa.
Así as cousas, e facendo de adiviño (seguro que me trabuco) creo que o Garañón rematará mercado polo Concello (cos nosos cartos, claro), logo dunha negociación co Banco Santander e por unha cantidade que rondará os 11 millóns; que é menos da valoración (¡Gran negocio do Concello! Dirán) e dándolle beneficio ás contas do Banco (¡4 millóns de beneficio nesta operación! Apuntará nas contas Ana Botín).