Foto de familia tras el anuncio de la dimisión de la alcaldesa. Foto: El Español |
Si bien les digo que la noticia fue toda una sorpresa, que pilló con el pie cambiado incluso a los suyos, realmente no es extraño que quiera huir de un puesto al que llegó de rebote y que no sé si realmente quiso jamás. Ni siquiera era el plan B de su partido (era Santín), pero se vio obligada por una cuestión legal cuando los socios del PSOE forzaron a Orozco a renunciar a la candidatura a la alcaldía en 2015. Méndez iba de segunda y la ley electoral es clara: o era alcaldesa o se iba a su casa, lo que frustró su aspiración, que era la presidencia de la Diputación.
Dejando a un lado que este movimiento deja en entredicho todas esas grandilocuentes declaraciones de que "Lugo es lo primero" y aquella campaña de que Elena Candia estaba aquí de paso porque su interés era irse a Santiago (ya ven lo que son las cosas), lo que toca cuando alguien se marcha es hacer un balance de su gestión y la herencia que deja al siguiente.
Cuando en 2015 Lara fue nombrada alcaldesa no la conocía de nada, salvo escasas referencias en prensa y poco más. Me la presentó Paco Ribera en la terraza del Verruga a los pocos días y me cayó muy bien. Esa sensación de simpatía, buen rollo y ganas de trabajar por la ciudad se mantuvieron un tiempo y durante varios encuentros. Creo que yo tenía ganas de renovación en el Ayuntamiento y de que lo hiciera bien, porque nos jugábamos mucho con el cambio.
La evolución de sus ocho años y pico de alcaldía supuso, para mí, una continua decepción. Todas las esperanzas que tenía en ella fueron apagándose, y más todavía cuando cambió su forma de actuar y se convirtió, en los últimos tiempos, en una figura mucho menos tolerante. Si en octubre de 2016 escribí que "incluso sabiendo que soy un crítico tiene siempre una buena palabra, una sonrisa y un saludo que me atrevo a calificar de cariñoso. Quizás por eso cuando me han preguntado, ella o alguien de su entorno, sobre algo les he dicho mi opinión sincera y parece apreciar esa claridad", hoy no podría decir tal cosa. Lara cerró la puerta del Ayuntamiento a todos aquellos que no le riesen las gracias y aplaudiesen cuanto hacía. Por poner un ejemplo obvio, desde su gobierno ni siquiera responden los escritos de Lugo Monumental, mucho menos recibir a la Asociación o invitarla a cualquier tipo de foro de debate, quizá porque no tienen mucha fe en sus propios argumentos y no se quieren arriesgar a contrastarlos, algo que no es de extrañar porque muchas veces no hay por dónde cogerlos. Podría parecer una pataleta personal al presidir yo la entidad, pero qué quieren que les diga, una asociación con 144 empresas del casco histórico quizá debería ser tenida un poquito en cuenta aunque sólo sea para escucharla.
Pero concretemos un poco más el balance de estos ocho años y algo de alcaldía.
Sus éxitos:
Lamentablemente es el capítulo más corto, pero vamos a intentar citar algunos:
- El derribo del Garañón, aunque es matizable a falta de saber cuánto nos va a costar la broma. Además políticamente no dejó de ser una enmienda a su nuevo jefe, Besteiro, que fue el concejal de urbanismo que dio aquella polémica licencia (después anulada en los juzgados).
- La ampliación del tamaño de las plazas en los aparcamientos subterráneos, también matizable porque lo convirtieron en una subida injustificada de los precios de los parkings públicos, que son los más caros de la ciudad (con diferencia, además), y más teniendo en cuenta que dicha subida no era obligatoria ni necesaria.
- El reconocimiento del Arde Lucus como fiesta de interés turístico internacional.
- La creación del Caudal Fest.
Las carencias:
Son aquellos temas que no se han hecho. La culpa de todos los males es, por supuesto, de la Xunta de Galicia. El continuo soniquete y el incremento en la agresividad contra la administración autonómica se explican ahora por este paso dado por la aún alcaldesa, que justifica de esta forma todas sus reiteradas alusiones a terceros para intentar tapar sus déficit de gestión.
- El nuevo PEPRI. Se vio obligada a decir que quería redactarlo porque se le había escapado en una entrevista que no estaba en sus prioridades. Dijo la verdad, pero en la entrevista, porque en casi una década no movió ni un dedo para modificar una norma obsoleta y que crea graves problemas en el casco histórico.
- La playa fluvial. A pesar de las reiteradas promesas, la ciudad sigue sin esta dotación. Se compró mobiliario para una inexistente instalación (algo inaudito) y el medioambientalismo de salón del que presume el gobierno saltó por los aires cuando incluso organismos internacionales certificaron que era un disparate hacer la playa donde la proyectaban.
- La Fábrica de la Luz. Tras haber dejado morir la licencia para poder obtener electricidad, las instalaciones siguen abandonadas a su suerte, en un lugar maravilloso y con unas características que darían mucho de sí, pero ante la nula gestión dan mucho de no.
- El Museo de la Romanización. Probablemente fue una de las promesas incumplidas que más me sorprendió, porque nos reunió en el Salón de Plenos a un montón de colectivos (de la plataforma MVRO, silenciada desde aquella) para prometer que el museo se haría "sí o sí" y que se comenzaría en aquel mandato. Era el año 2019 y seguimos esperando.
- La nueva protectora. Si el anterior fue el incumplimiento que más me sorprendió, éste es el que más me ha dolido. Desde la época de Orozco se prometieron una y otra vez fondos y nuevas instalaciones para cumplir un mandato legal, el del bienestar animal, que recae en los ayuntamientos. Han mentido una y otra vez sobre esto y las víctimas son los perros y gatos que malviven y mueren en las deficientes instalaciones de la Protectora y los voluntarios y trabajadores de esa noble entidad, que se ven impotentes para hacer algo.
- Quedan fuera otros temas menores hasta cierto punto, como por ejemplo no haber sido capaz de poner en funcionamiento los baños públicos que había en Plaza de España (allí sigue el kiosco, cerrado a cal y canto a pesar de los muchos anuncios), Santo Domingo o Milagrosa (estos dos últimos retirados a sabe Dios dónde). También sigue cerrada la cafetería de la Vieja Cárcel (me da que en breve renunciará el adjudicatario).
Los proyectos "estrella":
Hay cuatro cuestiones de las que Lara Méndez ha hecho bandera, pero todas han sido un sonoro fracaso:
- Las mal llamadas Caldas. La idea original era preciosa: unas instalaciones de agua termal de uso público al aire libre. Se torció porque no podían usar esas aguas (hay una concesión en vigor) y decidieron entonces coger agua del río. Pero ahí entró la Confederación y les dijo que no podían, así que volvieron a darle una vuelta y concluyeron que lo mejor era coger agua del grifo y calentarla con una caldera... y lo hicieron a pesar de lo absurdo de la idea. Hoy están vacías día sí y día también, después de un gasto millonario y un mantenimiento disparatado (que se niegan a decir públicamente).
- El ridículo trazado elegido para el carril bici. Desde que las ciudades redujeron el tráfico a velocidades de 30 kilómetros por hora los carriles bici perdieron su sentido. Sólo podrían tener algo de lógica en avenidas amplias (avenida de la Coruña, Ronda...) donde se mejoraría la seguridad de los usuarios de bicicleta. Pero en Lugo se hizo justo al revés. Se llenaron calles secundarias de carriles bici que supusieron el sacrificio de cientos de plazas de aparcamiento, y todo ello para nada, porque no hay usuarios.
- El edificio Impulso Verde. Vendido a la opinión pública como el sumun de la conciencia ecológica por su forma de construcción y bajo mantenimiento energético, parte de un disparate de raíz: no se usa para nada. No hay edificio más ecológico que el que no se construye, y el gasto millonario de dinero público para crear una estructura que sólo contiene aire es, además de ridículo, el concepto menos ecológico que existe.
- La "peatonalización" del casco histórico. Una vez más el lenguaje va por un lado y la realidad por otro. La supuesta "peatonalización" no existe, ya que los coches seguirán pasando por el casco histórico por los mismos sitios que hasta ahora, e incluso por alguno más si se cumple el proyecto como está diseñado (hay un nuevo carril por el medio y medio de Santo Domingo, frente al convento, aunque se mantiene el actual). Se podría hablar de reducción de coches, aunque nadie sabe cuántos porque no lo han mirado. De la gestión de las obras y el tráfico durante las mismas ya ni hablamos: señalización caótica, falta de control, destrozo de vías peatonales...
En conclusión, es fácil entender por qué la alcaldesa quiere escapar de Lugo. Acosada por una gestión insostenible, una larguísima serie de problemas de complicada resolución, y todo ello aderezado con una deuda creciente y una oposición como nunca se había encontrado, ha optado por huir de una ciudad que ni es la suya ni lo ha sido jamás, como demostró el día que fue a Orense a aplaudir la llegada de un AVE que nunca llegará a Lugo.
Le deseo lo mejor en lo personal, puesto que a pesar de los pesares le sigo teniendo aprecio, pero confío en que su labor en Lugo no sea el modelo que quieren extrapolar a Galicia... ni el de la próxima persona que ocupe la alcaldía.
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